En todos los sectores se está trabajando en intuir, predecir o estimar que va a suceder cuando volvamos a la nueva normalidad, algo que nadie duda de que ocurrirá. Hay pocas dudas en la magnitud de los efectos devastadores de la pandemia, no sólo en vidas sino también el terreno económico. ¿cómo será el camino al futuro? ¿cuánto tardaremos en recuperarnos? Veremos.

Las Bolsas, sumidas en el pánico, suben y bajan sin fundamentos concretos. Las empresas revisan sus previsiones casi a diario en función de distintos escenarios y mientras, nos adentramos en un territorio nuevo cada día. Cada día que pasa es un día menos de confinamiento, un día menos para volver a nuestras actividades.

Y a medida que avanzan los días, también nuestros pensamientos se multiplican e intentan ir más rápido para adentrarse en el futuro. Unas veces con sosiego y otras generando más incertidumbre, imaginando cómo puede ser “el día después”

La carrera hacia el futuro

En todos los sectores, todos los directivos y empresarios revisamos nuestros planes y acciones en función de los diferentes escenarios. Nos preparamos y colocamos en buena posición en una línea de salida como si de una carrera se tratara, cuando suene el pistoletazo.

Me viene a la cabeza el famoso comic de Lucky Luke “La Carrera de Oklahoma” y la imagen de los colonos en la línea de salida antes de iniciar el galope para colonizar esa tierra desconocida.

¡Así estamos todos!  Intentando correr hacia el futuro mercado, negocio, consumidor.

Ahora mismo todos somos exploradores, como los de antaño. Casi sin referencias similares.

No valen las situaciones pasadas como modelo ya que esta crisis no tiene precedente.  Tenemos que prepararnos bien, leer y analizar la evolución de lo que vamos viendo, no sólo los datos sino los comportamientos y las limitaciones impuestas. Hay que adaptar nuestras propuestas de valor a los nuevos escenarios, con soluciones relevantes a esos nuevos comportamientos que afectaran con seguridad a la percepción de las marcas, a los productos servicios y la forma en que se compren y consuman.

Esta crisis no tiene precedentes, no valen situaciones pasadas como modelo.
Tenemos no sólo que analizar su evolución, sino los comportamientos y las limitaciones impuestas, y autoimpuestas.
Para así adaptar nuestra proposición de valor a una nueva realidad de mercado.

Hay que pensar estratégicamente y planificar, en detalle, nuestras actuaciones para poder gestionar el cambio.
Para no estar a merced de la improvisación. Planifiquemos estratégicamente, repasemos nuestro propósito y nuestros valores para ponerlos a disposición de la sociedad.

Ya lo decía Eisenhower “Plans are nothing. Planning is everything” *

A pesar de toda la dureza de la situación, hemos de ser conscientes que toda crisis también trae nuevas oportunidades.
En este reciente proceso ya hemos cambiado, y seguiremos cambiando más.
Si nos resistimos al cambio, si nos quedamos quietos sin hacer nada, esperando que otros avancen y después seguirles, estaremos teniendo una falsa percepción de seguridad.

Sólo con esta actitud proactiva y una planificación estratégica detallada, para dar soluciones en nuestros ámbitos de negocio, podremos conseguir nuestra cuota de futuro.

Félix Muñoz Blanco
Founder Partner UNUSUAL BUSINESS